La paz interior no solo es posible, sino que es un derecho. Sin embargo, la sociedad perece estar organizada de tal manera que muy pocos privilegiados pueden llegar a alcanzarla. Es cada vez más común encontrarse con casos de ansiedad, stress, angustia, depresión, crisis de pánico y otros estados que siguen aumentando día tras día, alejando a la humanidad en general de su estado de paz interior que le corresponde por derecho divino.
Esta situación nos puede hacer pensar. Es evidente que algo estamos haciendo o dejando de hacer para impedir que la paz interior de las personas comience a visualizarse en alza en las estadísticas locales, nacionales y mundiales. Es necesario pensar, meditar, analizar y cambiar lo que estamos creando. Si no lo hacemos nosotros, ¿quién lo hará?
Estamos tan habituados a correr y correr que no tenemos el tiempo para descansar y mirar lo que estamos haciendo. Pensamos que es natural sentirse estresados o angustiados, sentimos que la vida es así. Creemos que si bajamos la guardia, ella nos alcanzará y nos aplastará. Entonces nos levantamos cada día para seguir en las carreras sin hacer el espacio de silencio necesario para resolver y descansar. Muchas son las personas que a avanzada edad se sienten vacías, con el sentimiento de que nunca han hecho nada importante y que lejos de haber disfrutado de su vida, la han dejado rodar según lo que se les dijo que hicieran.
Nunca es tarde para detenerse, sentarse, cerrar los ojos y descubrir qué es exactamente lo que queremos. En la realidad existen todas las posibilidades, el observante de la vida puede decidir qué elegir para sí mismo. La vida no nos cae a la suerte, la vida que hacemos solo se debe a nuestras decisiones y podemos escoger las mejores condiciones, las que nos den más alegría y más paz interior.
En vista de que nosotros somos quienes creamos nuestra vida, tenemos la posibilidad de crear aquellas circunstancias que nos permitan tener el espacio para meditar. Podemos organizar nuestra vida de tal manera que cambiemos o acortemos los horarios de trabajo, bajar los niveles de exigencia personales, sociales y laborales, podemos recuperar el tiempo perdido en atender las noticias negativas que abundan en los medios de comunicación, podemos hacer las paces con aquellas personas con las que nos hemos molestado, en fin. Hay muchas cosas que podemos hacer para darnos un espacio íntimo para encontrarse consigo mismo. Gracias a todos estos quehaceres hemos perdido el contacto con nuestro interior y no podemos escuchar sus solicitudes y por ende no las podemos atender.
Si iniciamos la creación de espacios de paz individuales, crearemos una nueva conciencia en la sociedad que tendrá que acomodarse a nuestras necesidades y no nosotros a sus necesidades. Hemos estado muy ciegos al creer que tenemos que seguir alimentando un sistema que nos está robando la energía vital solo para que algunos pocos se vean beneficiados. Hemos llegado al extremo de dar ritalín a nuestros hijos para que ellos sigan encajando dentro de este sistema añejo que ya no nos sirve.
Podemos crear nuevas maneras de trabajar, con nuevos horarios, más flexibles, con condiciones más dignas, más humano. Podemos hacer cambios importantes en los sistemas educacionales que cargan y recargan a nuestros hijos con contenidos absurdos que ya no sirven. ¿Para qué necesita un niño memorizar las tablas de multiplicar y otras materias a estas alturas de la tecnología? Eso es solo un desperdicio de energía y un alejarse de la paz. Podemos delegar o mejorar muchas tareas cotidianas. Hay mucho que podemos hacer, pero estamos tan ocupados con nuestra vida que no tenemos el tiempo de darnos cuenta.
OSHO decía, que solo un hombre con sus necesidades básicas cubiertas tiene el tiempo y el espacio para meditar. Es importante sentir que tenemos la posibilidad de parar y comenzar a trabajar con nuestro interior y conectarnos con lo divino. Dentro de nuestra libertad, podemos pedir que las condiciones económicas sean las necesarias y suficientes para no estar develados por ello y luego ponernos a trabajar en lo que más importa, nuestra paz interior. Entre todos podemos organizar la vida para que esto sea posible.
Algunas personas creen que al tener el suficiente dinero para vivir bien alcanzaran la paz interior y eso es una falacia. La paz interior se alcanzará cuando seamos capaces de transmutar la inmensa cantidad de energías negativas almacenadas dentro de nosotros a causa de las experiencias no comprendidas y dolorosas. A medida que vamos viviendo, vamos almacenando infinidad de emociones que nos hacen sufrir y quedan estancadas porque no tenemos el hábito de revisarnos y sanarnos de todo aquello.
Nuestra paz interior es real, es posible y es alcanzable.
Patricia González
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