lunes, 1 de agosto de 2011

El estrés te hace menos inteligente

En una situación de alto estrés, el cerebro de cualquier persona, no funciona bien.
En concreto, bajo una situación de estrés se produce una inhibición cortical, también denominada secuestro emocional, el cual nos dejará operando en el nivel del cerebro mamífero, en el nivel de gestión de emociones como el miedo y las respuestas más básicas relacionadas con conductas de defensa y ataque y de lucha por la supervivencia.
Esto conlleva una serie de cambios muy específicos en nuestro cuerpo: la adrenalina sube, se incrementan los niveles de cortisol, el corazón bombea más rápido, los músculos se tensan, la digestión se detiene, las pupilas se dilatan, el nivel de coagulación en sangre aumenta: nuestro organismo se prepara para la huida o el combate.
Este tipo de respuesta es de gran utilidad ante una amenaza real de vida o muerte en los próximos 10 segundos. Para todos los demás problemas, el estrés no es precisamente el mejor aliado. Al contrario, nos hace menos inteligente y más incapaces.
En la mayoría de las ocasiones confundimos una amenaza real con una amenaza ilusoria, la que es creada por nuestra programación mental y en tales casos una respuesta con estrés no nos ayuda a resolver la situación, sino más bien, nos adentra en una situación caótica donde podemos permanecer por mucho tiempo.
Es de mucha relevancia observar que demasiadas veces padecemos por falsas amenazas o temores que pueden ser aclarados fácilmente al mirarlos con mas atención, por ejemplo, cuando pensamos que al quedarnos sin trabajo moriremos de hambre, o cuando pensamos que al perder alguna cosa no podremos levantarnos nuevamente, o cuando sentimos que no podemos ser felices porque no somos queridos o aceptados por alguien, entre otras.
Cuando nos damos cuenta de que estamos creando situaciones de amenaza solo mentalmente, podemos descansar, sentirnos más aliviados, ganar las energías drenadas en la defensa, podemos sentirnos más seguros, más plenos y más inteligentes.
Somos creadores de nuestra propia vida y nuestros pensamientos no son perjudiciales hasta que nos apegamos a ellos como si fueran verdad. Si perdemos un trabajo podemos PENSAR en buscar  otro o crearnos una actividad independiente donde podamos expresar nuestros dones innatos; si perdemos alguna cosa podemos PENSAR en volver a tenerla o simplemente dejarla ir y si PENSAMOS que sufrimos porque alguien no nos acepta podemos comprender que nadie está obligado a hacerlo y que podemos vivir en paz pese a ello.
Cuando soltamos el estrés, la calma y la claridad llega a nuestra mente permitiéndonos crear nuevas posibilidades para nuestra existencia, sintiendo la dicha de vivir y experimentar.
Patricia.

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