jueves, 20 de octubre de 2011

Cuando tu mente te detiene



Tu mente ha guardado mucha información, su especialidad es guardar información. La información que guardas es la que realmente crea a tu mente. Sin embargo, parece que ella fuera una parte de nosotros que no podemos controlar. En estricto rigor, solo existe el hábito de dar vueltas en los pensamientos preestablecidos y esa actividad conforma a tu mente.

La maraña de información guardada es la que te hace tomar las decisiones y te permite interpretar las experiencias que tendrás a largo de toda tu vida. Aun estamos siendo dependientes del tipo de información que hemos almacenado. La gran mayoría de las personas aun no puede decirle libremente a su mente, que borre lo que no sirve y que acepte  lo que le ayuda.  Aun somos presa de nuestra mente, aun se nos hace difícil hablar con ella, llegar a un consenso con ella, aun nos dejamos dominar por sus caprichos casi por completo.

Cuando tomamos conciencia de las capacidades de la mente, nos damos cuenta de que ella es  una maravillosa herramienta que podemos utilizar a nuestro favor en la vida cotidiana. Nos ayuda a programar las actividades del día a día, las cosas practicas, pero no le corresponde adueñarse de ningún bando o bandera. Podemos influir y modificar absolutamente todos nuestros pensamientos, pero quizás lo más importante es saber que su funcionamiento puede estar al servicio de nuestro espíritu. Ella está a nuestra disposición para ayudarnos, aunque de momento la hemos dejado sola  y sin guía, fuera de control como caballo desbocado y hemos permitido que divague por donde quiera, haciendo de las suyas a diestra y siniestra.

A ella le corresponde un papel menos protagonista. Nuestro SER no necesita el almacenamiento de ideas preconcebidas, nuestros SER es libre de toda programación.  Nuestro SER solo experimenta sin juicio ninguno. Él no hace distinción de las experiencias, le da lo mismo ganarse un premio que perder alguna cosa, simplemente experimenta y aprender lo que siente en cada una de las experiencias. Cuando no se instalan calificativos a las experiencias, no quedan los recuerdos de dolor, simplemente se vive el momento y se disfruta de todo. Si prestas atención, recordarás que en tu niñez vivías bajo este concepto. Veías a los adultos quejarse de alguna situación que para el niño era libre de calificativo, una experiencia tan sencilla, tan fácil de vivir, solo una más en la libertad de las probabilidades.

Con el paso de los años, aprendemos a clasificar los hechos como buenos y malos y esa clasificación nos pasa la cuenta tarde o temprano. No aprendemos a vivir la experiencia libremente. El juicio guardado  de lo que clasificamos como malo deja una huella que nos encasilla con la intensión de querer evitar vivir la misma experiencia en el futuro. Comenzamos a actuar en forma preventiva, para evitar aquellas experiencias y decidimos manipular la realidad hasta distorsionarla totalmente. Mientras más juicios guardemos, más distorsionada se nos presenta la realidad.

Es así, como un niño que ha vivido abuso de infancia creerá que su realidad sigue presentándole gente que abusa de él en su vida adulta, sin ser verdad. Puede haber gente que quiera abusar, pero no es “toda la gente”. Puede además comprender, con amor, que si alguien quiere abusar de él, tiene alternativas para reaccionar. La más lógica es saber que el que quiere usar la fuerza contra  otro, está desesperado, lleno de dolor y está en busca de aprobación y de amor. Si el adulto sigue la misma pauta de abuso sin limpiarla, las personas que se relacionarán con él, harán sintonía con su vibración característica y se inspiraran a seguir generando abuso a través suyo. El mismo dolor seguirá presente en la vida del adulto, hasta que éste decida que no le corresponde más.

Entender que esa programación no nos corresponde puede convertirse en la tarea de toda la vida. Es posible que vivamos esa experiencia de forma muy profunda antes de decidir que no nos corresponde y al aceptar el cambio, aportamos a la evolución de la conciencia de la humanidad.

Todos tenemos programación que cambiar, unos mas dramáticas que otros, pero todos tenemos algo que mejorar. El universo espera nuestro aporte personal, espera que todos lo hagamos y es paciente, jamás nos obligará. Reconocer que esa programación mental puede ser cambiada es el primer paso, luego el universo ayudará.

El libro Un Curso de Milagros dice como proceder para hacer los cambios mentales: detecta los pensamientos  que no te corresponden, decide y desea que sean cambiados uno a uno y el Espíritu Santo  lo hará por ti, cambiando tus ideas dementes por la verdad.

Nuestra tarea consiste en detectar lo que queremos cambiar y luego querer modificarlo. ¡Que fácil! y ¡Que difícil!

Eres libre, pide lo que quieras. Pide por ejemplo dejar de ver la vida difícil, que las personas se aprovechan de ti, que tienes que sacrificarte, que tienes que aguantar cualquier cosa, que tienes que vivir en la pobreza, que no tienes oportunidades, que todos están en tu contra, que hay gente mala por todos lados, que no tienes las capacidades, que no puedes lograrlo, que tu madre te hizo daño, que tu padre te abandonó y tantas y tantas otras ideas que tienes en tu mente atiborrada de locura. Estos pensamientos forman una nube espesa que no deja pasar la luz de la verdad. Cada una de estas ideas te detiene, si lo cambias, tu vida cambiará drásticamente. Te sentirás mucho mas aliviado y feliz, podrás quitar el velo que te cubre, habrá quedado el pasado atrás, habrás superado a tu mente y su entretención de querer llevarte siempre por el mismo camino terminará.

Cada una de las experiencias te ha dejado un aprendizaje, muy doloroso quizás, pero no te ha dejado imposibilitado de cambiar. Somos invulnerables. Solo nosotros nos imposibilitamos. Permitimos que la mente nos mantenga siempre en lo mismo. Permitimos que siga urdiendo nuestro destino pintado del mismo color de las experiencias vividas.

Muchas veces queremos que alguien nos ayude a sacarnos esos pensamientos y podemos recibir una guía, pero nadie puede hacer el cambio por nosotros a menos que deseemos tomar esa posibilidad. El amado padre, nos ha dejado ese regalo, podemos abandonar todo sentimiento de experiencias traumáticas, comprender que ya pasaron, que ahora se puede vivir de una nueva manera, que ya es la hora de aportar con nuestro granito de arena a la inmensa corriente de bienestar que nos espera a todos sin distinción.

Si tu mente te está deteniendo puedes comenzar a aclarar las ideas, deja la mente en el lugar que le corresponde. Nos acercamos rápidamente  a los tiempos del SER.

Por eso OSHO habló tanto de dejar la mente a un lado, para tener el espacio para el SER.

Patricia Gonzalez.
Tu Coach para realizar los cambios que deseas:  patricia@yovivo.cl

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